Redacción | Activo$ Bolivia
Desde hace décadas, Bolivia ha jugado un papel clave en la logística energética de América del Sur y no solo como productor, sino como puente de infraestructura para transportar gas de países vecinos hacia Brasil. El Gasoducto Bolivia-Brasil (Gasbol) ha sido un activo estratégico, no solo para exportar gas boliviano, sino que, recientemente, para que Brasil acceda a gas importado, por ejemplo, desde Argentina, usando la red boliviana para importar el gas de Vaca Muerta. Pero las cosas están cambiando.
Qué está pasando
Brasil ha incluido en su Plan Nacional Integrado de Infraestructura de Gas Natural y Biometano (PNIIGB) un proyecto prioritario: un gasoducto entre Uruguaiana y Triunfo (estado de Río Grande do Sul). Esa ruta permitiría importar gas desde Vaca Muerta (Argentina) sin necesidad de usar gasoductos bolivianos.
Por ahora, la infraestructura de gasoductos de Bolivia se está utilizando como tránsito para gas argentino con destino a Brasil bajo contratos piloto y transporte interrumpible.
También hay decretos bolivianos que habilitan a YPFB a actuar como transportador internacional de gas en tránsito, explotando infraestructura existente que está —dicen las autoridades— subutilizada.
Riesgos para Bolivia
Con los nuevos planes que tiene Brasil, las cosas van a cambiar. Habrá pérdida de ingresos de transporte para Bolivia si Brasil concreta rutas directas porque dejará de pagar tarifas de tránsito, lo que reduce ingresos para el país.
Habrá infraestructura infrautilizada porque los gasoductos actuales podrían quedar con menor carga, lo que hace más caro mantenerlos operativos o repararlos.
La negociación será menos favorable para Bolivia. Si el proveedor directo en Argentina tiene rutas alternativas, podrá ofrecer mejores condiciones a Brasil sin necesidad de intermediarios.
Oportunidades y respuestas posibles
- Convertirse en opción competitiva: mantener tarifas de transporte bajas, confiabilidad operativa, flexibilidad, y adaptarse para convertir los gasoductos bolivianos en parte de redes más amplias aun en competencia con nuevas rutas.
- Modernización e inversión: mejorar eficiencia, reducir pérdidas, asegurar mantenimiento, para que la infraestructura vieja mantenga valor comparativo frente a nuevos gasoductos.
- Diversificar socios y mercados: no depender únicamente del tránsito hacia Brasil sino también potenciar acuerdos con Argentina u otros países, exportaciones propias, etc.
Panorama futuro
Es probable que en los próximos 3-5 años veamos:
- Si se concreta el gasoducto Uruguaiana-Triunfo, Brasil reduzca gradualmente su dependencia de los ductos bolivianos para gas argentino.
- Bolivia tendrá que renegociar tarifas de transporte, quizás aceptar menores márgenes si quiere seguir siendo un corredor viable.
- Tal vez surjan alianzas para combinar rutas: por ejemplo, usar parte de infraestructura boliviana complementada con nuevas rutas directas o interconectadas.
Gran desafío
Bolivia está en un momento crítico. Tiene una red valiosa, reconocida ya funcional como vía de tránsito para gas argentino, pero enfrenta la posibilidad de que Brasil desarrolle rutas que la dejen en segundo plano. El desafío es grande porque no basta con tener los tubos si no se pueden mantener competitivos; no basta con producciones propias si no se aseguran mercados. Para el gobierno boliviano, los ministerios y YPFB, la tarea es clara: prepararse para competir, no para lamentarse.