Redacción | Activo$ Bolivia
¿Se acuerdan cuando decíamos que el dólar estaba “estable”? Bueno, eso fue hace unas cuantas semanas. Ahora, la historia es otra. El mercado paralelo, ese que no aparece en los informes oficiales pero que todos consultan en grupos de WhatsApp y chats cripto, ha mostrado un salto que tiene en vilo a todos: el dólar se vende hasta en Bs. 14,47, cuando hace poco costaba Bs. 11,48.
El economista Luis Fernando Romero, presidente del Colegio de Economistas de Tarija, dice que es una devaluación de más del 100% si lo comparamos con el tipo de cambio oficial (que sigue en Bs. 6,96, como si nada pasara).
¿Qué pasó en Bolivia para que el dólar explote de esta manera?
Romero explica al menos cuatro razones. Primero, YPFB confesó públicamente, hace varias semanas, que no tiene dólares para importar carburantes. Así, sin anestesia. Eso encendió las alarmas, porque si la principal empresa estatal no tiene liquidez ¿quién la tiene?
Segundo, el Banco Central quiso “hipotecar” el 80% del oro de nuestras reservas para buscar financiamiento. Eso, más que tranquilizar, generó más preguntas que respuestas.
Tercero, la oposición se fracturó en plena previa electoral, demostrando que la “unidad” duraba menos que un billete de 10 bolivianos en una feria.
A eso hay que sumar que Moody’s bajó la calificación crediticia de Bolivia porque vio una tormenta perfecta: poca gobernabilidad, mucha deuda, poco crecimiento (apenas un 1,2% proyectado para este año) y una inflación que podría llegar al 15%.
El resultado, dice Romero, es miedo, incertidumbre y especulación. La gente empieza a refugiarse en lo único que parece tener valor: el dólar. Así sea en efectivo o en criptos.
El mercado paralelo refleja lo que la gente realmente siente y es que el boliviano ya no alcanza, ni convence. A mayor incertidumbre, más se demanda el dólar. A mayor demanda, más sube su precio.
Ahora, el dólar ya no es solo una moneda, es un termómetro emocional de un país que no sabe qué pasará en los próximos meses. Y mientras tanto, los precios suben, el sueldo se achica, y todos nos preguntamos: ¿Dónde quedó esa “estabilidad” de la que tanto nos hablaronD