Edwin Carpio San Miguel | Activo$ Bolivia
En el competitivo mundo de la salud, pocos logran equilibrar la excelencia médica con la visión empresarial y tecnológica. Este es el caso del fisioterapeuta y kinesiólogo Raúl Salinas, un profesional que supo combinar su vocación con un enfoque estratégico posicionando, además, a la Clínica Los Olivos como un referente en innovación y calidad.
Se formó en la Universidad Central (UNICEN Cochabamba); pero luego se fue a Nueva York (Estados Unidos) e ingresó al Lebanon Hospital Center, en Bronx. Posteriormente complementó su formación profesional con una subespecialidad en la universidad Harvard Medical School, en Boston.
Inversión constante
A pesar de las oportunidades en el extranjero, Raúl Salinas retornó a Bolivia impulsado por el compromiso con su familia. Esta decisión fue el cimiento para construir un proyecto que hoy es referencia en fisioterapia avanzada en la Clínica Los Olivos.
Trabajó varios años en el Hospital Viedma hasta que un selecto grupo de médicos lo convocó con la intención de fundar una clínica que ofreciera un servicio de primer nivel. Hoy, más de 20 años después, Los Olivos se ha consolidado como una de las instituciones médicas más avanzadas del país y él es socio fundador.
La clave de su éxito radica en la inversión constante: “En tiempos de crisis, se invierte”, afirma con determinación.
Con su contribución personal, la clínica ha incorporado equipos de última generación y ha sido galardonado como el primer centro en Sudamérica en contar con tecnología con certificación ISO 9001, otorgada por la prestigiosa TÜV alemana.
«La fisioterapia es como la ingeniería en sistemas: cada seis meses hay algo nuevo. Por eso, siempre he apostado por la tecnología», explica rodeado de sus equipos de alta gama, Salinas parece el David Guetta de la Fisioterapia y Kinesiología, manipulando sus equipos como un DJ, y se ve que disfruta mucho de hacerlo.
El impacto del trabajo de Raúl Salinas y el de sus colegas no sólo se refleja en el área médica, puesto que la construcción de Clínica Los Olivos también aportó a la transformación urbana de Cochabamba contribuyendo al crecimiento económico y social de la zona oeste de la ciudad.
Sin temor al riesgo
Recuerda que la pandemia puso a prueba su visión. Mientras muchas empresas reducían costos, él apostó por adquirir el láser terapéutico más potente del mundo, además del primer robot láser de alta potencia en Bolivia, convirtiéndose en un pionero tecnológico dentro del sector salud.
Con su lema “Prevenir para no tener que intervenir”, promueve chequeos regulares y tratamientos profilácticos, especialmente para deportistas de élite y pacientes con problemas posturales. Este último grupo se disparó en número tras la pandemia debido al sedentarismo impuesto por la cuarentena. Y hay un llamativo detalle, es un hábil e inquieto tiktoker que promueve la prevención desde sus redes sociales.
Como docente en la Facultad de Medicina de la Universidad Mayor de San Simón (UMSS), impulsa la formación de una nueva generación de médicos y fisioterapeutas con enfoque en la tecnología. “Muchos profesionales no invierten en sí mismos por miedo al riesgo. Pero el éxito requiere apostar por el crecimiento constante”, asegura.
También afina los detalles para lanzar una contribución intelectual con la publicación de un libro enfocado en la prevención, un aporte para la sociedad médica y académica; pero especialmente para la salud de la población.
Mirando hacia el futuro, comenta que Clínica Los Olivos planea su expansión con una nueva torre médica, un proyecto ambicioso que se mantiene en espera debido a la coyuntura económica.
Pese a todo, su convicción sigue firme: “O creces, o te quedas atrás”. Y si algo ha demostrado su trayectoria es que él siempre elige crecer.