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domingo, octubre 12, 2025
Blog Página 12

Talleres gratuitos enseñan a comer bien sin gastar demás

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El perfil de los participantes es muy diverso.

Redacción | Activo$ Bolivia

En un país donde los precios suben más rápido que la levadura en horno caliente, hay quienes apuestan por una solución creativa y sabrosa: aprender a cocinar mejor. Y no, no hablamos de chefs gourmet ni de platillos imposibles de pronunciar. Hablamos de los “Talleres para la Vida”, una propuesta de cocina saludable, comunitaria y sabrosamente boliviana que viene creciendo con fuerza en La Paz.

Organizados por el colectivo cultural gastronómico Sabor Clandestino, estos talleres nacieron en unidades educativas de El Alto y ahora conquistan la ciudad sede de gobierno bajo la coordinación del cocinero y gestor cultural Marco Quelca. La idea: ofrecer a la gente herramientas reales para alimentarse mejor, sin tener que vaciar la billetera ni renunciar al sabor.

“Queremos cambiar esa idea de que, si no hay carne, no alimenta”, dice Marco, cuchara en mano. “Se puede comer bien, con nutrientes y sabor, usando lo que tenemos cerca: quinua, tarwi, verduras de temporada y todo aquello que también es comida poderosa”.

El boom de la olla colectiva

La respuesta fue tan rápida que sorprendió a todos. En una sola noche se agotaron los cupos para dos meses de talleres. Y al día siguiente, la bandeja de entrada explotó: más de 200 personas querían sumarse.

El perfil de los participantes es tan diverso como los ingredientes de una buena sopa andina: jóvenes, mamás, papás, trabajadores. Todos con ganas de aprender y compartir. Y aunque la inscripción es gratuita, se pide una colaboración voluntaria de 15 bolivianos por clase, solo para cubrir los insumos.

Las clases se realizan cada lunes en el espacio de Sabor Clandestino, en modalidad presencial —porque la cocina, dicen ellos, se enseña mejor oliendo, tocando y probando—. Pero hay esperanza para quienes están en otras ciudades: ya se piensa en una versión virtual, porque los caseritos del interior también quieren meter cuchara.

Mucho más que aprender a cocinar

Más allá de las recetas, lo que se cocina aquí es comunidad. En cada encuentro hay intercambio cultural, conversación, memoria alimentaria y un recordatorio de que la cocina también puede ser resistencia y cuidado mutuo.

En tiempos difíciles, los “Talleres para la Vida” demuestran que comer bien no es un lujo, sino un acto cotidiano de dignidad. Y que a veces, todo empieza con una olla común y un puñado de ingredientes del lugar.

Bolivia deja de exportar GLP y podría quedarse sin ese combustible

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Foto: Urgente.bo

Redacción | Activo$ Bolivia

De ser el país que le vendía gas licuado de petróleo (GLP) a vecinos como Brasil y Perú, Bolivia pasó a mirar con preocupación su propio mercado interno. Las cifras no mienten y es que, entre enero y abril de este año, las exportaciones de GLP se desplomaron y, según los datos del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE) basados en información oficial, solo se exportaron 3.110 toneladas, un bajón tremendo frente a las más de 20.000 toneladas que solíamos mandar hace un par de años.

Y eso no es lo peor. Entrevistado en radio FIDES, el exministro de Hidrocarburos, Álvaro Ríos, lanzó una advertencia que no suena nada alentadora: podríamos estar al borde de una escasez de GLP en el mercado interno. La razón es simple: ya no producimos lo suficiente ni para nosotros.

“El cruce entre oferta y demanda ya ocurrió”, dijo Ríos. Hasta marzo, seguíamos exportando. Pero ahora, lo que antes vendíamos, nos hace falta para uso interno. Y si toca importar, el panorama no mejora: no hay dólares suficientes, ni logística preparada, ni infraestructura para almacenamiento. Así que no es solo cuestión de comprar garrafas afuera y ya.

El escenario podría llevar a muchas familias a volver a cocinar con leña, sobre todo en zonas sin red de gas domiciliario. Sería, como lo describió el exministro, la tercera bomba que se suma a los líos con el diésel y la gasolina.

Todo esto viene de más atrás: el problema de fondo es la caída libre de la producción de gas natural, que pasó de más de 60 millones de metros cúbicos por día en 2015 a solo 28 MMmcd este año. Las plantas separadoras de líquidos —las que están en Yacuiba y Río Grande— ya no tienen tanto gas que procesar, y por eso el GLP también escasea.

Así que si últimamente has visto filas más largas para comprar gas, no es tu idea. Es el síntoma de una olla a presión que está a punto de estallar.

¡Se va el queso! El contrabando ahora es al revés

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Sandra Arias Lazcano | Activo$ Bolivia

A Bolivia ya no solo entra contrabando. Ahora también sale. Y lo que se está yendo, en cantidades cada vez mayores, es uno de nuestros productos más tradicionales: el queso criollo.

Javier Basta, gerente legal e institucional de PIL Andina, explica que lo que está ocurriendo se llama contrabando a la inversa, y es una consecuencia directa de la crisis económica y la falta de dólares en el país. ¿El resultado? Muchos productores de leche prefieren vender su producto a intermediarios que lo convierten en queso y lo sacan del país por rutas hacia Brasil, Argentina e incluso China.

El impacto es serio. PIL, una de las principales industrias lácteas de Bolivia, trabaja con más de 6.000 familias productoras y recoge unos 150 millones de litros de leche al año. Pero este año ya han visto caer el acopio en más de 20 millones de litros, porque parte de esa leche se está desviando al mercado informal.

Y sí, seguro ya lo notaste en el bolsillo porque el queso criollo ha subido de precio. Esto se debe a que su demanda ahora viene no solo de los mercados bolivianos, sino también del exterior. Y como el tipo de cambio paralelo hace más atractiva la venta fuera del país (se reciben dólares y luego se cambian por bolivianos a mejor precio), la tentación del contrabando se vuelve difícil de resistir.

Antes, el problema era la leche en polvo de contrabando que entraba al país, vendida a precios tan bajos que ni siquiera cubrían el costo de la materia prima boliviana. Ahora, con el nuevo panorama económico, el contrabando se dio la vuelta y empezó a llevarse la producción local hacia otros mercados.

La industria ya reporta mensualmente esta situación a instancias como Pro Bolivia y el Viceministerio de Industrialización. Pero, por ahora, el queso sigue su camino hacia afuera.

¿Quién necesita billetes? Bolivia se vuelve fan de las transferencias

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Redacción | Activo$ Bolivia

¿Quién diría que hacer un pago desde el celular se volvería tan común como pedir un taxi o enviar un meme? Pues sí, en lo que va del 2025, los bolivianos rompimos récords en el uso de pagos electrónicos. Según el Banco Central de Bolivia (BCB), de enero a mayo se realizaron nada menos que 605 millones de transacciones digitales, casi el doble que en el mismo periodo de 2024.

Y lo más sorprendente es que el 85% de esas transferencias electrónicas se hicieron usando códigos QR, un medio de pago que ahora se usa hasta en la tiendita de la esquina. Lo usamos tanto que, en promedio, cada persona hizo 77 transacciones digitales solo en estos cinco meses. Y se espera que, para fin de año, lleguemos a 200 por cabeza.

Pero eso no es todo. Este crecimiento explosivo no solo es local porque Bolivia se ha abierto a jugadores internacionales como PIX, el sistema de pagos del Banco Central de Brasil, y pronto podríamos ver pagos con stablecoins como USDT, en un entorno regulado y seguro.

Todo esto tiene su marco legal en normas del BCB (en especial la Resolución N° 111/2024), que impulsan la interoperabilidad, que básicamente significa que puedes mandar plata desde un banco a otro en tiempo real sin dramas ni comisiones raras.

¿El resultado? Un ecosistema financiero más accesible, moderno y, sobre todo, útil para todos, desde grandes ciudades hasta comunidades rurales.

Así que la próxima vez que pagues tu almuerzo, tu pasaje o tu café con un QR, ya sabes que estás siendo parte de una revolución financiera digital que pone a Bolivia como referente en la región.

Del socavón al invernadero: el altiplano también puede cosechar futuro

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Es un proyecto impulsado por el Grupo Minero Sinchi Wayra.

Redacción | Activo$ Bolivia

¿Te imaginas una lechuga fresca, recién cortada a 4.000 metros de altura? Suena loco, pero está pasando en el altiplano boliviano. En la comunidad de Queaqueani, dentro del distrito minero Bolívar, ya se están cosechando lechuga, apio, acelga, perejil, brócoli, coliflor e incluso frutillas en pleno altiplano, gracias a un proyecto impulsado por el Grupo Minero Sinchi Wayra.

La iniciativa es mucho más que un invernadero, es una muestra de que se puede diversificar la economía de las comunidades mineras sin dejar el territorio ni los sueños. La tecnología utilizada es de hidroponía seca con riego automatizado, desarrollada en alianza con la empresa Orkidea Andina. En menos de dos meses desde su implementación, los resultados ya hablan por sí solos con producción eficiente, ahorro de agua y alimentos sanos creciendo donde antes nadie se lo imaginaba.

Además de funcionar como espacio de cultivo, el invernadero se ha convertido en un centro de capacitación práctica para los comunarios, quienes ahora están aprendiendo a manejar este sistema agrícola y, por si fuera poco, están dando sus primeros pasos para formar Empresas Familiares Campesinas.

Para Bernardo Saba, encargado de Proyectos de Sustentabilidad de la Sociedad Illapa (parte de Sinchi Wayra), esto es solo el inicio. “La hidroponía está demostrando ser una alternativa concreta y efectiva para mejorar la seguridad alimentaria en regiones tradicionalmente dedicadas a la actividad minera”, explicó. Y Guillermo Pou Mont, de Orkidea Andina, va aún más allá: “Este es solo el inicio de un proceso que puede convertir a nuestras comunidades en productoras de alimentos sanos y de calidad, aprovechando los recursos de manera sostenible”.

Así, entre el metal y la tierra, están floreciendo hojas verdes que podrían cambiar no solo los platos de la comunidad, sino también su economía y su futuro.

Las propuestas de Tuto sobre litio, hidrocarburos y energía

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La explotación de litio es uno de los grandes debates en Bolivia.

Edwin Carpio San Miguel | Activo$ Bolivia

Entre advertencias y propuestas, Tuto pone el dedo en la llaga energética de Bolivia. Durante un conversatorio organizado por la ICAM, el expresidente Jorge “Tuto” Quiroga advirtió que Bolivia está a punto de entrar en un “colapso energético y económico” si no se toman decisiones urgentes. Para él, la situación actual no es solo una crisis pasajera, sino un punto de inflexión histórico.

Recordó que no hace mucho tiempo el país era autosuficiente en hidrocarburos e incluso exportaba. Hoy, en cambio, dijo que “mendigamos gasolina y diésel”, señalando las largas filas en los surtidores como prueba viva de esa decadencia. No quiso usar la palabra “importador”, porque, según sus propias palabras, lo que estamos haciendo es rogar por combustible, no gestionarlo.

Tuto apuntó al corazón del problema: la falta de inversión en exploración y las malas decisiones tomadas desde 2014, cuando la producción de gas comenzó su declive. Ese bajón —explicó— tiene un efecto dominó: menos gas significa menos líquidos, menos diésel, menos gasolina y menos dólares para importar lo que falta. “Es una espiral descendente que no se quiso ver”, sentenció.

Frente a este panorama, lanzó varias propuestas. Primero, una nueva ley de hidrocarburos que incentive la inversión privada, nacional y extranjera. Segundo, pagar precios justos a las productoras locales de gas. Actualmente se les paga cerca de 13 dólares por barril, mientras el país importa a más de 120 dólares. “¿Quién va a producir a pérdida?”, cuestionó, y propuso subir esa cifra a 60 o 65 dólares para reactivar el sector.

Pero también fue más allá y sugirió liberar temporalmente la importación de combustibles como una medida de emergencia, aunque dejó claro que lo esencial es una transformación estructural. Según él, sin energía, la industrialización es una ilusión. “No vamos a fabricar baterías de litio ni producir acero si seguimos importando gas de Vaca Muerta”, lanzó con ironía.

Y hablando de litio, otro de los grandes temas del momento, Quiroga dijo que Bolivia corre el riesgo de repetir los errores del gas, y que es urgente definir cómo se va a distribuir la riqueza que este recurso puede generar. Propuso que las regalías por explotación de litio y generación eléctrica se distribuyan en función de la capacidad real de cada región para producir energía.

Cerró su intervención con una frase que dejó eco: “Bolivia no podrá avanzar hacia una economía digital ni industrial sin una transformación energética profunda”. Y añadió que Cochabamba tiene el potencial de ser un gran generador y exportador de electricidad, si se le da el lugar que merece.

Así, entre datos duros, advertencias y propuestas, Tuto dejó sobre la mesa un debate que no puede seguir postergándose. Porque, como él mismo dijo: sin energía, no hay futuro.

Tuto: “Bloqueos son exterminio y deben castigarse”

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El presidente de la ICAM, Amilkar Rocha (izq.), inaugura el conversatorio con el candidato Jorge Quiroga Ramírez.

Edwin Carpio San Miguel | Activo$ Bolivia

Penalizar el bloqueo de caminos como una medida urgente para frenar el deterioro económico y garantizar la estabilidad que exige la inversión privada es el planteamiento del candidato presidencial, Jorge “Tuto” Quiroga Ramírez.

La propuesta surgió durante el conversatorio organizado por la Cámara de Industria Comercio y Servicios de Cochabamba (ICAM) con la participación del candidato de Alianza Libre, quien respondió a las inquietudes del empresariado cochabambino.

Como preámbulo, Amilkar Rocha, presidente de la ICAM, recordó que, en 2024, Cochabamba soportó más de 90 días de paralización de actividades y en los que va de 2025 ya suman 40 jornadas de bloqueos acumulados, situación que impide la consolidación de Cochabamba como centro logístico, industrial y de integración nacional e internacional.

Propuesta de sanción

“El país no puede aspirar a convertirse en el corazón de Sudamérica si se interrumpe el flujo constante de bienes, personas e inversiones”, advirtió Jorge Quiroga.

Dijo que prevé planear que se incorpore en la legislación nacional el criterio del Estatuto de Roma sobre el “exterminio por privación” —una figura penal que tipifica como crimen de lesa humanidad la obstrucción deliberada del acceso a alimentos, medicinas y combustibles— para sancionar con severidad los bloqueos que paralizan el país. También dijo que, de ser elegido como presidente de Bolivia, creará mecanismos de resarcimiento civil que obligue a parlamentarios, concejales y funcionarios que inciten o promuevan bloqueos a responder con su patrimonio por los daños ocasionados a transportistas, comerciantes y productores.

“No puede ser que con una mano reciban sueldos del Estado y con la otra asfixien a la economía bloqueando caminos”, cuestionó.

Visión empresarial

El conversatorio sirvió de marco para un pronunciamiento empresarial. Desde la ICAM, se delineó una ambiciosa visión de desarrollo para Cochabamba al año 2030 que está basada en cinco pilares: integración logística, desarrollo industrial, economía naranja (salud, educación, tecnología, gastronomía), generación de recursos y un fuerte componente de conectividad física y digital.

Para ello, consideran urgente concluir tramos estratégicos como la carretera Cochabamba–Trinidad, implementar zonas francas industriales y comerciales en Santiváñez, y rehabilitar la Hidrovía Ichilo–Mamoré, lo que permitiría canalizar la producción del norte hacia los corredores bioceánicos.

Pero los empresarios subrayaron que todos estos planes dependen de una condición mínima: la garantía de libre transitabilidad y estabilidad institucional. “No podemos aspirar a almacenar la producción de soya, carne o productos manufacturados si nuestras rutas son tomadas cada semana”, advirtió Rocha.

Red de zonas francas

Quiroga Ramírez respaldó la visión de la ICAM y propone que, si es presidente, planea convertir a Bolivia en una red de zonas francas industriales y tecnológicas, similares al modelo chino impulsado por Deng Xiaoping. En ese marco, planteó instalar centros de manufactura de baterías de litio en el eje central, especialmente en el Parque Industrial de Santiváñez, en Cochabamba.

Tanto los empresarios como el candidato coincidieron en que el modelo de desarrollo debe incorporar también biotecnología, para revitalizar la agricultura cochabambina, y una presencia estatal efectiva en el trópico, una región que consideran está bajo el control del narcotráfico.

“Tenemos que recuperar el carácter productivo del Chapare. No puede haber islas al margen del Estado”, insistió el presidente de la ICAM, recordando que esa zona ocupa más del 50% del territorio del departamento.

ASTARA mete primera en plena crisis y amplía su garaje en Bolivia

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Una vista del nuevo showroom de ASTARA en la zona sur de La Paz.

Redacción | Activo$ Bolivia

¿Quién dijo que en tiempos de crisis no se puede crecer? ASTARA, el grupo automotriz global que aterrizó en Bolivia en 2023, acaba de abrir tres nuevos locales en La Paz: dos showrooms y un taller de servicio técnico especializado. Todo esto mientras muchos frenan, ellos pisan el acelerador.

Desde su arribo al mercado boliviano, ASTARA ha venido construyendo una propuesta integral con un portafolio robusto de marcas reconocidas a nivel mundial. Hoy, esa apuesta se fortalece con infraestructura de primer nivel, atención especializada y un enfoque centrado en brindar una experiencia superior al cliente, que va mucho más allá de la simple venta de vehículos.

Los nuevos espacios están ubicados estratégicamente en la zona Sur de La Paz. El primero, situado en la Avenida Ballivián esquina calle 10, está dedicado a las marcas Mercedes-Benz, Fiat, RAM y Jeep. El segundo, en la Avenida Ballivián esquina calle 15, alberga a Mitsubishi Motors y Chery. Ambos cuentan con salones de exhibición amplios y modernos que permiten a los clientes conocer de cerca los vehículos y recibir asesoramiento personalizado. A esto se suma el centro de servicio técnico especializado, ubicado en la calle Las Retamas No. 400 en la zona de Los Pinos, que dispone de una superficie de 1.000 metros cuadrados equipada con tecnología de última generación y personal altamente capacitado para atender los requerimientos de cada marca representada por ASTARA.

El portafolio de la compañía en Bolivia es tan diverso como potente. En el segmento de vehículos de pasajeros destacan marcas como Mercedes-Benz, símbolo de lujo y tecnología alemana; Mitsubishi, reconocida por su confiabilidad y desempeño; Fiat, con su enfoque urbano y eficiente; RAM, sinónimo de potencia y confort; Jeep, ideal para los amantes de la aventura; Chery, una marca china en pleno ascenso por su diseño y accesibilidad; y JMC, especializada en camionetas 4×4 con excelente relación calidad-precio. Además, en el rubro de camiones y buses, ASTARA también representa a Fuso y Mercedes-Benz, marcas consolidadas por su durabilidad y respaldo técnico.

La experiencia que ASTARA ofrece al cliente es integral. Incluye asesoramiento especializado para elegir el vehículo ideal, financiamiento flexible gracias a alianzas con entidades bancarias, planes de mantenimiento con técnicos certificados, repuestos originales y garantía oficial de fábrica. La atención está disponible tanto en formato presencial como digital, facilitando un proceso ágil, conveniente y adaptado a las necesidades del usuario moderno. El centro de servicio técnico también permite el agendamiento anticipado de citas, agilizando los tiempos y mejorando la eficiencia del servicio.

Luis Enrique Montaño, gerente general de ASTARA Retail, aseguró que la ciudad de La Paz representa una plaza estratégica para la compañía. Con esta nueva infraestructura, explicó, se busca acercar las marcas del grupo a más personas, garantizando una experiencia de compra de primer nivel y un servicio posventa a la altura de los estándares internacionales. Además, destacó que, a pesar del contexto económico complejo que vive el país, ASTARA sigue apostando por Bolivia y por el desarrollo del sector automotriz con una visión a largo plazo.

La atención en los nuevos showrooms estará disponible de lunes a viernes, en horario continuo de 08:30 a 19:00, y los sábados de 09:00 a 13:00. El centro de servicio técnico atenderá de lunes a viernes de 08:00 a 17:00, y los sábados de 08:00 a 12:00. Con esta expansión, ASTARA refuerza su posicionamiento en Bolivia como un referente del sector automotriz, ofreciendo no solo vehículos de alta gama, sino una experiencia completa, innovadora y confiable para cada cliente.

Exportamos casi la misma cantidad de palmito, pero ganamos menos plata

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Foto: ABI

Redacción | Activo$ Bolivia

Aunque el palmito es un clásico de las ensaladas navideñas, pocos saben que Bolivia lleva años exportándolo y este 2025 no ha empezado con buen sabor.

Según el IBCE, entre 2015 y marzo de 2025, Bolivia exportó casi 66.000 toneladas de palmito, generando 116 millones de dólares. Suena bien, pero si miramos el arranque de este año, la historia cambia: se exportó solo 1.306 toneladas y se ganó 3 millones de dólares. Eso es un bajón del 10% en valor frente al mismo periodo de 2024, cuando se generaron 2.860 toneladas y 5,6 millones de dólares.

¿Por qué la caída? Aparentemente, el volumen apenas se redujo un 2%, pero los precios no acompañaron. O sea, estamos vendiendo casi igual que antes, pero ganando mucho menos.

En cuanto a los destinos, el 43% del palmito boliviano se va a Chile, seguido por Argentina (27%), Uruguay (9%), EE.UU. (8%) y Venezuela (4%). Parece que a los vecinos del sur les encanta nuestro producto, aunque no lo paguen tanto como quisiéramos.

Lo más curioso es que el mejor año fue 2015, cuando se vendieron 7.214 toneladas por 15 millones de dólares. Desde entonces, las cifras han oscilado, pero este 2025 apunta a ser uno de los más flojos.

¿La lección? Hay potencial, pero se necesita una estrategia que valore mejor lo que producimos. Porque si vamos a seguir exportando palmito, al menos que valga la pena.

Hoteleros cochabambinos promocionan Urkupiña fuera del país por su cuenta

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Foto: RR.SS.

Edwin Carpio San Miguel | Activo$ Bolivia

Los hoteleros de Cochabamba no están esperando milagros, aunque igual se encomiendan a la Virgen. Este año, tomaron la delantera y salieron a promocionar a puro pulmón la Festividad de la Virgen de Urkupiña en el exterior. ¿La razón? Reactivar el turismo, llenar las habitaciones vacías y, sobre todo, traer divisas en medio de una crisis que golpea al sector.

¿Quién está moviendo todo esto?
La Asociación de Hoteles de Cochabamba decidió no quedarse de brazos cruzados ante la ausencia de una campaña institucional. “Estamos haciendo bastante propaganda en el norte argentino, sur del Perú y norte de Chile”, cuenta Carlos Contreras, presidente del gremio. La meta es atraer al visitante extranjero que sí gasta, se queda más tiempo y, claro, deja dólares.

¿Qué están haciendo exactamente?
Contactos directos con agencias, paquetes turísticos en hoteles de 3 a 5 estrellas, y una presencia fuerte en redes sociales. Todo con la idea de que la fe no tiene fronteras y que Urkupiña puede ser una excusa perfecta para viajar a Cochabamba.

Desafíos
Son varios. El primero fue el anuncio tardío de las fechas. Hace no mucho se confirmó que la entrada folklórica y otras actividades centrales serán el 9, 10 y 11 de agosto (debido a las elecciones generales de este año). Eso complica las reservas internacionales, que suelen hacerse con medio año de anticipación. A eso se suma la informalidad en el rubro y el cierre de varios hoteles, que ahora funcionan como clínicas o alojamiento temporal.

¿Por qué es tan importante este esfuerzo?
Porque sin turistas extranjeros no hay verdadero impacto económico. El turismo interno ayuda, claro, pero no mueve divisas. Y en un país que necesita dólares como agua en el desierto, esta campaña es más que una apuesta, es una necesidad.

Urkupiña tiene potencial para convertirse en una de las grandes fiestas religiosas de Sudamérica, pero mientras las autoridades locales duermen, el sector privado pone la cara.

¿Qué tiene que ver el Estrecho de Ormuz con tu garrafa? Aquí te lo explicamos

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Redacción | Activo$ Bolivia

¿Dónde queda el Estrecho de Ormuz y por qué debería importarte? Aunque suene a lección de geografía de colegio, este estrecho es mucho más que un punto en el mapa. Es, literalmente, un embudo por donde pasa casi una quinta parte del petróleo del mundo (entre 17 y 18 millones de barriles por día) y toneladas de gas natural licuado (GNL), especialmente de Qatar. Si algo se tranca ahí, el mundo entero siente el remezón y Bolivia también, aunque estemos tan lejos de Medio Oriente.

¿Por qué nos afecta?
Primero, porque el petróleo y el gas no solo se usan para mover autos o calentar casas. En Bolivia, una subida en los precios internacionales del crudo puede golpear el bolsillo en más de una forma, desde el precio de los alimentos hasta el costo del transporte, pasando por la factura de electricidad y las garrafas de gas.

Además, Bolivia importa diésel y gasolina refinada. Si hay tensión en Ormuz (como sucede ahora a causa del ataque de Estados Unidos a bases militares de Irán) los precios se disparan, y el Estado tiene que subsidiar más o ajustar. Lo hemos vivido antes.

Bolivia también empieza a mirar con más interés el gas natural licuado, tanto para abastecer regiones alejadas como para vender a futuro si quiere meterse en ese mercado. Pero el GNL también depende de rutas internacionales y precios que, en gran medida, se mueven por lo que pase en ese estrecho.

¿Qué pasa si se bloquea Ormuz?
Más que un simple cuello de botella, sería como cerrar la válvula del gas a medio mundo. Las tensiones geopolíticas ahí (como las que involucran a Irán, EE.UU. y otros países del Golfo) no son lejanas porque pueden desatar subidas de precios, escasez y, en el peor de los casos, un efecto dominó que llegue hasta tu cocina.

Entonces, aunque el Estrecho de Ormuz parezca cosa de noticieros internacionales, su impacto puede sentirse desde una estación de servicio en El Alto hasta el mercado de Villa Tunari.

¿Sin suelto? Yango delivery ahora te deja pagar con QR

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Redacción | Activo$ Bolivia

¿Sin efectivo a la mano? No pasa nada. Desde ahora, pedir comida a través de Yango es más fácil que nunca porque app acaba de incorporar pagos con código QR en su servicio de delivery. Con solo un escaneo desde tu celular, puedes pagar tu pedido sin sacar ni una moneda del bolsillo.

¿La idea? Mejorar la experiencia del usuario, hacerlo todo más rápido y seguro, y evitar esos momentos incómodos donde el repartidor no tiene cambio o tu tarjeta no pasa. Desde Yango explican que los pagos QR son perfectos para entornos ágiles como cafés, taxis o —por supuesto— delivery de comida. Basta un smartphone y conexión a internet para pagar, sin necesidad de tarjetas ni cajeros.

Y esto no es solo una moda. Según el Banco Central de Bolivia, el uso de pagos QR explotó en los últimos años: pasamos de 6 millones de transacciones en 2021 a 290 millones en 2024. Un salto de más del 4.700%. Así que no eres el único que prefiere escanear antes que contar billetes.

Además, lo bueno de esto es que no necesitas infraestructura sofisticada para recibir pagos QR si tienes un negocio. Con un celular y acceso a tu banca móvil, ya puedes aceptar pagos digitales, crecer en clientes y seguirle el paso al mundo digital. Desde un salteñero de barrio hasta una pastelería con Instagram.

Yango quiere hacer la vida más fácil, y esto es un paso grande en ese camino. En tiempos donde el efectivo empieza a desaparecer de los bolsillos, esta función es ideal para quienes quieren vivir sin preocuparse de tener cambio.

“Urge liberar las tasas de interés”

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Edwin Carpio San Miguel | Activo$ Bolivia

El modelo financiero boliviano está al borde de una crisis estructural como consecuencia directa de más de una década de distorsiones provocadas por las políticas de control de las tasas de interés y la bolivianización forzada del crédito. Para revertir esta situación, el analista económico Mauricio Ríos plantea liberar las tasas de interés.

La reciente circular emitida por la Autoridad de Supervisión del Sistema Financiero (ASFI) que instruye a la banca atender solicitudes de reprogramación y diferimiento de pago de créditos hasta diciembre, ha encendido las alarmas. La Asociación de Bancos Privados de Bolivia (ASOBAN) observa con preocupación el impacto de estas medidas, que podrían comprometer la solvencia del sistema financiero y deteriorar aún más la cultura de pago.

Crédito barato

Ríos señala que, desde la aprobación de la Ley de Servicios Financieros, en 2013, el Banco Central de Bolivia (BCB) recuperó la facultad de intervenir directamente en las tasas de interés, lo cual provocó un auge artificial impulsado por crédito barato.

«Este auge insostenible generó errores de inversión que ahora deben liquidarse», dice Ríos. Sectores como la construcción, epicentro de este “boom”, enfrentan una caída abrupta en demanda, precios y alquileres, acumulando lo que Ríos califica como “activos tóxicos”.

Mora “disfrazada”

El economista advierte que el sistema bancario boliviano está “disfrazando” el verdadero nivel de morosidad. Aunque la tasa oficial de mora ronda el 3,5%, si se considera la reprogramación y los diferimientos, el índice real podría acercarse al 20%.

Uno de los aspectos más preocupantes, según Ríos, es la vulnerabilidad de los depositantes. “Nadie habla de los ahorristas, que están atrapados sin poder retirar sus depósitos, principalmente en dólares. Las tasas de interés actuales no incentivan el ahorro y sin ahorro real no hay crédito sano”, afirma.

Respecto a los efectos de medidas similares adoptadas en 2021 (por la pandemia) y en 2023 (en respuesta a la crisis cambiaria), Ríos asevera que no hubo impacto positivo de esas medidas y las reprogramaciones solo postergaron el problema, perjudicando a los ahorristas y reduciendo la capacidad del sistema de generar nuevos créditos.

Deudas en bolivianos

La raíz del problema es estructural. “Desde el Gobierno, se empujó a la población a endeudarse en bolivianos y se desincentivó el uso de dólares. Hoy, muchos no pueden pagar sus créditos ni vender los bienes adquiridos, atrapando a los bancos en una maraña de activos que nadie quiere”, explica.

Ríos afirma que seguir presionando al sistema financiero sin liberar las tasas de interés solo empujará al país hacia una crisis más profunda. Recomendó al futuro gobierno enfrentar este dilema desde el primer día y restituir el rol del mercado en la determinación de las tasas de interés.

“Es necesario que el sistema bancario asuma sus riesgos reales, que los clientes comprendan su capacidad de repago y que se restablezca la confianza de los ahorristas. No hay otra salida que la liberalización de tasas”, insiste el experto.

¿Puede Bolivia pasar hambre con tanto alimento alrededor?

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La solución no es solo producir más, sino hacerlo de forma más justa, equitativa y resiliente.

Redacción | Activo$ Bolivia

Bolivia es uno de los países más biodiversos de la región, con suelos fértiles, clima variado y una cultura agrícola milenaria. Tenemos papa, quinua, arroz, maíz, frutas y hasta superalimentos que exportamos con orgullo. Entonces, ¿por qué hay cada vez más gente que tiene dificultades para llenar el plato?

Aunque no estamos en riesgo de hambruna como la que enfrentan países en guerra o con crisis humanitarias severas, los expertos alertan que la inseguridad alimentaria está creciendo, especialmente en comunidades rurales, periurbanas y en las ciudades con altos niveles de pobreza.

“El país produce alimentos, pero eso no garantiza que todos puedan acceder a ellos”, explica el economista José Antonio Pérez, especialista en seguridad alimentaria. “Hay problemas estructurales: bajos ingresos, aumento de precios, dependencia de ciertos rubros y poca resiliencia frente al cambio climático”, añade.

Lo que dice la ONU

Según el Informe Mundial sobre las Crisis Alimentarias 2024, elaborado por la ONU junto a la FAO y el Programa Mundial de Alimentos (WFP), Bolivia no está en la lista de países con riesgo de hambruna, pero sí se reconocen “niveles crecientes de inseguridad alimentaria aguda”.

Además, el WFP advierte que fenómenos como las sequías, los bloqueos prolongados, la escasez de diésel o el alza en los fertilizantes pueden romper fácilmente la cadena alimentaria en zonas vulnerables.

¿Y la producción nacional?

Bolivia sí tiene capacidad de producir alimentos, pero el problema es más complejo. “Mucho de lo que se cultiva está orientado a la agroindustria o a la exportación, como la soya. La agricultura familiar, que es la que alimenta al mercado interno, está muy descuidada”, comenta Verónica Vargas, ingeniera agrónoma con experiencia en desarrollo rural.

Además, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), más del 30% de la población vive en situación de pobreza y gasta más del 50% de sus ingresos en alimentos. Eso significa que cualquier alza de precios, escasez o conflicto logístico tiene impacto directo en su alimentación.

La incidencia del clima

El cambio climático también juega su parte. Este año, varias zonas agrícolas del altiplano y los valles registraron sequías prolongadas y heladas anticipadas, lo que afectó la producción de papa, hortalizas y cereales. En el oriente, las lluvias intensas y la falta de acceso al diésel paralizaron parte de la cosecha.

Alerta necesaria

Bolivia, por ahora, no está en peligro de hambruna, pero tampoco puede dormirse. La inseguridad alimentaria ya está presente, especialmente para quienes viven del día a día. La solución no es solo producir más, sino hacerlo de forma más justa, equitativa y resiliente.

Como dice el último informe de la FAO sobre América Latina, “el hambre no siempre es por falta de alimentos, sino por falta de acceso”. Y eso, en Bolivia, ya está pasando.

Levantan los bloqueos, pero el daño queda

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Las verduras se pudrieron en las carreteras en medio de 16 días de bloqueos promovidos por Evo Morales. (Foto: El Alteño)

Sandra Arias Lazcano | Activo$ Bolivia

Las llantas quemadas y las piedras van retirándose del asfalto. Los caminos empiezan a despejarse y el libre tránsito vuelve, en teoría. Pero en la práctica, lo que vuelve lento, muy lento, es la recuperación económica. El daño está hecho y, para muchos emprendedores bolivianos, es irreversible.

La crisis no se mide solo en millones perdidos o en cifras del Producto Interno Bruto (PIB). Se mide también en negocios que cierran, trabajadores que se van a casa sin salario, ollas vacías y sueños truncados. El sector gastronómico, uno de los más afectados, ofrece una radiografía clara de una economía que se desangra sin atención médica.

Del éxito al cierre en tiempo récord

En Cochabamba, la broastería Mamá Chicken era sinónimo de sabor, emprendimiento joven y modelo de negocio en crecimiento. Pero hoy es símbolo de impotencia.

En un video que se viralizó en redes sociales, su fundadora muestra una escena devastadora: refrigeradores vacíos, ollas limpias (no por higiene, sino por falta de uso) y una moderna planta de producción completamente vacía. “No tengo insumos. No hay productos. No puedo producir. No hay cómo pagar sueldos”, resume con la voz entrecortada.

Y aunque los bloqueos ya se levantaron, los proveedores no han podido normalizar las entregas. Lo que debería costar 10, hoy cuesta 20 o 30, si es que llega. La incertidumbre paraliza. Y cuando no puedes garantizar el almuerzo del día siguiente, no hay plan de negocios que te salve. Su propietaria tiene la esperanza de poder levantarse de nuevo.

El adiós de La Vaca Loca

En Sucre, hay otra historia que parte el alma. La churrasquería La Vaca Loca, atendida por una pareja de adultos mayores, también ha cerrado sus puertas hasta nuevo aviso. Con esfuerzo y cariño, resistieron todo lo que pudieron, pero el desabastecimiento los venció.

“Tratamos de remar contra la corriente. Pero los precios subieron demasiado, la verdura nos costaba 35 bolivianos y ahora cuesta 60; el aceite costaba 55 y ahora cuesta 125 bolivianos; pero no hay”, cuenta su hija en un video de TikTok.

No se trata solo de comida. Se trata de una vida invertida en un proyecto, de la ilusión de seguir siendo útiles, de dar trabajo a otras personas. Se trata de dignidad. Y cuando todo eso se pierde por decisiones políticas que no tienen en cuenta al ciudadano común, el costo es incalculable.

La juventud emprendedora también se apaga

En un país donde emprender ya es un acto de valentía, cerrar después de apenas un año en el mercado es un golpe devastador. Sharkys Smash Burgers, una propuesta innovadora y fresca, tuvo que bajar la cortina.

“Nos iba bien. La gente respondía. Había buena vibra. Pero la situación del país nos obligó a cerrar”, dice uno de los fundadores. “No voy a llorar”, dice en un video compartido en redes sociales”; pero en su voz se percibe una mezcla de frustración y resignación. Invirtieron tiempo, dinero y corazón. Pero eso no alcanza cuando el contexto es adverso, cuando los insumos no llegan, cuando el precio del gas, del dólar o del aceite cambia de un día para otro sin explicación.

¿Y ahora qué?

La crisis boliviana no es nueva, pero se agrava. La combinación de escasez de dólares, desabastecimiento de combustibles, conflictos políticos y bloqueos sistemáticos ha generado un clima tóxico para la inversión, el trabajo y la producción.

Detrás de cada negocio cerrado hay una cadena: proveedores que no venden, empleados sin salario, familias sin ingresos, clientes sin opciones. El tejido económico informal, que representa la columna vertebral de miles de hogares bolivianos, se está rasgando.

Los bloqueos promovidos por Evo Morales y su intento de reposicionarse políticamente como candidato presidencial han detonado una bomba silenciosa en el bolsillo del ciudadano común. Los empresarios formales y los emprendedores emergentes pagan los platos rotos de una lucha de poder que se hace entre el trópico de Cochabamba y el despacho presidencial en La Paz, pero cuyas consecuencias se sienten en las calles.

Los sueños también se cierran

Cuando un negocio cierra no es solo una decisión económica. Es un duelo. Es despedirse de un proyecto, de un esfuerzo colectivo, de una esperanza. Los refrigeradores vacíos son más que electrodomésticos apagados: son el reflejo de una nación que, mientras intenta volver a circular por sus caminos, no ha logrado sanar las heridas que se abrieron durante semanas de parálisis.

La crisis no se levanta con una orden. Se reconstruye con tiempo, políticas claras y, sobre todo, estabilidad. Pero por ahora, en muchas cocinas de Bolivia, lo único que hierve es la desesperanza y la bronca.